No hay manera, esta vez España defendio de pena, maquilló muy mal su peor defecto (el rebote defensivo), rotó menos de lo habitual, se encontró con la mejor versión de Grecia (juego sucio incluido) y con el peor arbitraje posible, con este desolador panorama... los campeones del mundo sacaron el partido adelante y derrotaron a los helenos por cinco puntos de diferencia.
Lo del arbitraje es la cantinela de siempre, la necesidad de pluralizar las nacionalidades de los árbitros obliga a la Fiba a colocar colegiados ucranianos, suecos, ingleses etc... en el campeonato, árbitros que vienen de ligas muy débiles y a los que este tipo de partidos les supera. Y digo yo ¿no bastará con que piten en las primeras dos fases? y a partir de cuartos se ponen árbitros italianos, griegos, etc.. con ligas decentes, acostumbrados a partidos con tensión. Pues no, a nosotros nos cascan un ucraniano, que tardo 35 minutos en pitarnos una falta a favor (siendo el árbitro de cola, y eso que a Pau le dieron hasta en el cielo la boca).
Eso en la Fiba importa un comino, desvirtua el campeonato, pero ellos se lavan las manos, puesto que con la calidad de las cuatro selecciones semifinalistas, cualquiera que se colara en la final, no les pondria en la picota. En fin.
Lo más importante es que España dió buena cuenta de los griegos, pese al cúmulo de circunstancias negativas que rodearón el palacio de los deportes.
Que pase el siguiente
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